La niñez es un espacio indefinido ubicado entre la nebulosa del recuerdo y la exactitud de la línea del tiempo. Los hermanos y los primos, rivales y cómplices a la par, constituyen la referencia más cercana de conducta, el patrón a seguir o a rechazar. El juego es el caldo de cultivo perfecto para desarrollar la imaginación y reivindicar posiciones. Mientras unos idean y construyen castillos en el aire, otros ejecutan el plan y lo hacen realidad. Puede que esto ocurriera también entre Guadalupe Bracho Pérez Gavilán (1903-1987) y María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete (1904-1983), primas y futuras actrices de la Época de Oro del cine mexicano, y compañeras de pasatiempos infantiles que ya se inclinaban hacia el espectáculo...
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